Por: Ximena Martínez
Octubre 30, 2023
De Steve Jobs conservo una frase que considero no puede ser más cierta: «la creatividad es simplemente conectar cosas”, y aunque decir “simplemente” puede abrirle camino a la desestimación de un proceso rico en incertidumbre y experimentación; también puede entenderse como el acto de derrumbar ese mito popular que respalda el ser creativo como un adjetivo calificativo exclusivamente acertado para aquellos que conforman el gremio: artistas plásticos, actores y actrices, diseñadores, entre otras ramas tradicionalmente reconocidas como oficios de aquellos que “SI” gozan de dicha cualidad innata y codiciada.
La creatividad es simplemente conectar cosas, porque es lo que nos distingue del resto de las especies. Tenemos lenguaje, sistemas de memoria avanzada, imaginación, inteligencia y conciencia; y si a este coctel de habilidades le adicionamos el sentido de sociedad y comunidad que le abre paso a la capacidad de co-crear, encontraremos una infinidad de posibles combinaciones que sólo pueden resultar en creaciones maravillosas que esperan por quien se atreva no sólo a descubrirlas, sino también a materializarlas.
Entendemos entonces que conectar ideas y experiencias de maneras únicas y sorprendentes es un acto creativo en sí mismo. Ahora bien, pueden salir a la luz dos grandes retos que parten de la aceptación de esa capacidad creativa innata que viene en combo con nuestra facultad de seres pensantes: ¿Qué elementos puedo conectar? ¿Cómo no estancarse en la mera conexión?
En ImasD somos fieles creyentes de que es posible encontrar inspiración en todo… realmente todo: en esa canción que escuchaste al caminar por la calle, en las formas de las hojas secas en el suelo, en el sabor de ese plato que probaste por primera vez, en la risa, el llanto, el duelo, en las conversaciones, en la individualidad de otros, e incluso en tu propio ser. Todos esto pasa a nuestro al rededor sin prisa y sin pausa; entonces únicamente (y no tan sencillamente) nos queda como tarea afinar aquella habilidad de percibir, de enfocar nuestra atención en esos detalles que en la inmediatez de la cotidianidad, pueden carecer de significado o trascendencia. Nos queda entrenar nuestra mente para ser receptiva a la capacidad que tiene cualquier experiencia de convertirse en el nodo faltante para lograr que otros elementos varios comiencen a interactuar y detonen las ideas más descabelladas e inesperadas, pero finalmente, necesarias.
Asimismo, aún cuando nos permitimos crear dichas conexiones, es decisivo el paso a seguir con esa información en nuestras manos… para nosotros es la materialización. Tomando como ejemplo el caso de quien ejerce el diseño, la creatividad se desata y escala cuando se rompen los límites de la primera idea y se exploran múltiples soluciones, como diamantes en bruto listos para ser pulidos. Cuando se comprende que cada persona tiene una perspectiva única capaz de enriquecer el proceso creativo, por lo que la colaboración y la diversidad de pensamiento son esenciales para sobrepasar la ensoñación de las ideas y su potencial, y convertirlas en soluciones tangibles que generen un impacto positivo y respondan a una necesidad real.
Entonces sal a la calle y observa, siente, saborea, escucha, conversa, y date la oportunidad de pausar para, poco a poco, volverte uno con la creatividad que en ti habita.