No existe un solo camino en el pensamiento creativo

Por: Daniel Moreno
Septiembre 29, 2020

Las sesiones y los procesos creativos son espacios en los que podemos llevar los proyectos a niveles inesperados. No sobra decir que van mucho más allá de una lluvia de ideas o socialización de puntos de vista.

Desde nuestra experiencia como facilitadores, para poder tener un proceso creativo óptimo, debemos considerar unas variables que nos pueden llevar a los resultados que esperamos o incluso a superar esas expectativas.

  • Objetivos claros y visión de futuro: debemos tener una visión compartida de los motivos por los que llevamos a cabo un proceso creativo y el contexto que da origen a las necesidades. Esto incluye también socializar y dejar claros los objetivos de la sesión y además evidenciar como impactan los planes de la marca/empresa a futuro.

Los procesos creativos tienen siempre un fundamento.

  • Planear: cuando tenemos un objetivo claro, debemos encontrar las diferentes prácticas, metodologías y pasos para llegar a este. La planeación debe considerar las capacidades de los equipos, los recursos disponibles y detalles como tiempos, espacios, materiales, kits y roles de apoyo. Cada momento y detalle debe tener un propósito, las personas se pueden desmotivar cuando vean cabos sueltos y sientan que están haciendo algo sin sentido.

La planeación define cada paso que damos para llegar al gran objetivo.

  • Personas indicadas: la colaboración y el sentido de propósito superior debe reunir en estas sesiones a personas de diferentes perfiles y roles. Los equipos multidisciplinarios, permiten leer los retos desde diferentes puntos de vista y además reconocer oportunidades desde las áreas involucradas.

Los equipos diversos garantizan diferentes puntos de vista y resultados con visiones unificadas.

  • Leer los equipos: la personalidad de las personas influyen de diferentes maneras en los equipos. Es importante que sepamos leer la dinámica de cada integrante y su relación con los demás en cuanto a la construcción del objetivo principal. Que cada persona pueda aportar, que estén activos y que saquemos lo mejor de cada uno. No siempre el que más habla es el que mas aporta.

Es nuestra responsabilidad que cada persona brille.

  • Adaptarse: aunque tengamos una planeación clara y detallada, no podemos olvidar que los procesos son orgánicos y evolucionan de maneras a veces impredecibles. Como facilitadores debemos ser flexibles para adaptarnos a estos cambios en la disposición de las personas, las metodologías, tiempos, etc.

Los procesos se transforman y adquieren formas difíciles de predecir.

  • Cerrar los ciclos: cada etapa del proceso debe tener una conclusión para entender cómo se va construyendo el gran objetivo, socializar hallazgos, nuevas oportunidades y alinear los siguientes pasos. Al final del proceso, es importante que todos puedan evidenciar el impacto de lo construido y retroalimenten el proceso en general.

Todo tiene una razón de ser y siempre habrá oportunidades de mejora.

Estos son elementos esenciales detrás de la ejecución de un proceso creativo pero cada sesión es un reto diferente y estará enmarcado por contextos diferentes. El rol de un facilitador es sacar la mejor versión de las personas, los equipos y el proceso general.

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