¿Qué tan centrada en las personas es realmente su marca?

By: Juana Mesa
Febrero 27, 2019

Cuando tiene a su cargo una marca puede sentir de golpe que sabe mucho y poco a la vez, ¿le ha pasado?

Nos hemos dado a la tarea de analizar algunos fenómenos propios de nuestra era y paradójicamente vemos que no se están teniendo tan en cuenta.

En los últimos años hemos presenciado diversas reuniones con marcas tradicionales, icónicas, líderes, ese tipo de marcas que bien podrían tener su insignia en la bandera de un país, aquellas que se han ganado su lugar tras años de acompañar la vida de las personas. También hemos participado en discusiones sobre marcas nuevas, que quieren retar las grandes o simplemente ir ganando un preciado lugar en el corazón de las personas.

Las cuestiones que generalmente se ponen sobre la mesa abordan lo obvio: El consumidor ya no es fiel, hemos cambiado, decir que tenemos buena calidad no es suficiente, estamos expuestos a mucha información, la era digital etc, etc… y todas están soportadas por rigurosos informes cuantitativos de todo tipo.

Pero ¿cómo se está resolviendo lo elemental y básico del ser humano?

Pocas veces hablamos de algunos de los temas que quisiera reflexionar hoy. Y digo reflexionar porque la discusión sigue abierta. Estamos llenos de métodos, de información, pero olvidamos muchas veces que en el centro de todo propósito deben estar las personas.

  • Personas que cambian, se mueven, evolucionan.

Etnias y culturas: Está creciendo entre nosotros la generación con mayor diversidad étnica de la historia, no solo por las migraciones, nuestra apertura cultural es tan fascinante que cada vez más ciudades en el mundo tienen la oportunidad de congregar personas de cualquier lugar. Una visión global donde los rituales, creencias y costumbres se mezclan en una danza exquisita donde la identidad se exalta, se comparte y dignifica.

Las nuevas dinámicas familiares y los hogares que se transforman:Mascotas que son hijos y van a la guardería, familias pequeñas donde los amigos son los hermanos y donde adoptamos nuevos miembros sin necesidad de tener un lazo sanguíneo, familias nómadas que deciden no tener hijos y pasan años viajando por el mundo explorando nuevas culturas. Nada está escrito, aprendimos que la definición de hogar está dada por nuestro propio diccionario y esto nos abre un universo de posibilidades.

Somos más conscientes de nosotros y de nuestro entorno: Nuevos caminos y reflexiones se ponen sobre la mesa. El impacto del estrés en nuestra vida, el impacto de nuestras palabras en nuestro entorno, el impacto de nuestros residuos y forma de consumir en nosotros mismos y en el mundo. Estamos despertando a un nuevo nivel de consciencia y queremos actuar en consecuencia.

Tenemos la capacidad de dar apertura y nuevos significados a temas elementales: El placer, la feminidad, el empoderamiento, el feminismo, la masculinidad, incluso la libertad tienen hoy nuevos significados y formas de expresión.

Tenemos nuevas ambiciones: Sabemos que permanecemos por un tiempo limitado en este plano y no queremos desperdiciarlo. Aunque cada individuo lo interpreta a su manera, en definitiva vemos una fuerza colectiva que valora con especialidad: lo vivido, lo viajado, lo comido y lo experimentado. El tiempo es oro y como tal lo estamos valorando.

Las marcas existen y se mantienen vigentes por y para las personas y desconocer nuestras propias dinámicas sociales o simplemente pasar de largo por ellas es un error que definitivamente, tarde o temprano, nos llevará a firmar nuestra carta de salida.La discusión sigue abierta y el reto es enormemente grande y emocionante.

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